En las aulas
de las universidades españolas hay cierto temor a terminar los estudios de
Criminología. Los alumnos se preguntan que qué harán cuando terminen la
carrera, cuál será su futuro laboral tras cuatro años de estudios específicos. Por
ahora, poco se les ofrece más que (esperemos que pronto cambie) opositar para
formar parte de algún cuerpo policial o funcionario de prisiones. Para la joven
Estela Torres Rico (cursa en la actualidad el tercer grado de Criminología) el
futuro es más que incierto y la ilusión de hace tres años cuando empezó a
estudiar, desgraciadamente, ha dado un giro. “La mayoría de mis
compañeros están pensando en la vía privada; otros en estudiar derecho y así
complementar la carrera (porque por sí sola parece de poca utilidad, por lo
menos en España) o bien optar por las oposiciones a policía. De manera que es
una pena porque somos gente joven y preparada, pero el papel del criminólogo no
está nada valorado aquí y me parece que como no nos movamos la ‘fábrica de
criminólogos en paro’ no va a disminuir”, señala está joven de 22 años que
estudia en la Universidad de Alicante (España).
Una de las
soluciones profesionales sería un convenio con las Fuerzas de Seguridad para
que policías y criminólogos pudiesen trabajar conjuntamente sin la necesidad de
que los segundos fuesen policías. La vocación del criminólogo no pasa por
portar un arma y patrullar las calles, sino por la investigación social, de ahí
que el rechazo a las armas lleve a muchos licenciados en Criminología a
desechar la opción de opositar. Además, el hándicap es que muchos policías
también son criminólogos. A modo de ejemplo, cuando finalicé mis estudios nos
licenciamos unas 80 personas, ninguno de nosotros (ninguno) ejercemos la
Criminología sino que empleamos los conocimientos criminológicos adquiridos
durante nuestra etapa de aprendizaje para aplicarlos en nuestra profesión de
origen: los abogados, para temas penales; policías locales y guardias civiles,
para un mejor funcionamiento de sus unidades; psicólogos, para sus casos
clínicos; y los periodistas (pocos, todo hay que decirlo) para comprender mejor
la crónica negra de nuestro alrededor, sus ‘por
qués’ y sus ‘cómos’.
Tampoco es una idea
‘alocada’ la de pertenecer a las Fuerzas de Seguridad sin ser policía. En EEUU
ocurre así y en España algún caso aislado existe (aunque es cierto que son
colaboraciones esporádicas, muy puntuales para temas muy concretos). Además,
las universidades están ofertando algunas de sus prácticas a los alumnos de
Criminología en departamentos policiales (como es el caso de la Policía Local
de Cartagena, Murcia).
Otra de las
opciones es la dedicación universitaria. Un ejemplo lo tenemos en el Centro
Crímina de Elche (Alicante), un centro específico para el estudio y la
prevención de la delincuencia donde trabajan excelentes y reconocidos
profesionales de la Criminología (juristas, criminólogos, psicólogos y
policías). Les invito a que lo conozcan (www.crimina.es)
(*) Artículo publicado en Criminologia y Criminalística
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