martes, 14 de mayo de 2013

CUANDO LA MENTE SE CONVIERTE EN SANGRE (II)


Siguiendo la línea del post anterior, me gustaría hacer una breve comparación (nada teórico ni oficial, ya que se trata de un tema que requiere de un estudio-análisis profundo) entre la criminalidad de España y México y es que el 11 de mayo las autoridades mexicanas hallaron asesinados a dos españoles en Sinaloa 4(*). Según el periódico Proceso, “Los cuerpos tenían huellas de tortura y el tiro de gracia”, firmas indiscutibles del crimen organizado. El coche en el que viajaban fue arrojado a un canal de aguas de Culiacán (noroeste de México) y las dos víctimas estaban atadas en los asientos traseros. Los índices de criminalidad en España son de los más bajos de toda la Unión Europa, sin embargo México es uno de los países con mayor índice de delitos sangrientos del planeta. Según el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, René A. Jiménez Ornela, “La violencia que sufre la población mexicana se traduce en un problema de seguridad pública, tanto por la dimensión que ha adquirido la muerte por dichas causas, como por los efectos materiales y emocionales que ocasiona, y cuyo origen se encuentra en factores históricos, demográficos, psicológicos, económicos, biológicos, sociales, entre otros”. 5(*)
México sufre oleadas sangrientas de crímenes. El propio presidente, Enrique Peña Nieto, nada más llegar al poder (diciembre del 2012) impulsó –al igual que hicieron sus antecesores- la lucha contra el crimen organizado para acabar con “el disparatado índice de asesinatos, secuestros y extorsiones que azota al país”, declaró entonces. A finales de marzo de 2013, México sufrió uno de sus fines de semana más sangrientos: hallaron a 26 hombres (entre ellos menores de edad) asesinados y torturados. Datos escalofriantes: con el gobierno de Felipe Calderón hubo más de 70.000 muertos. Según los datos publicados por el semanario Zeta, en solo 100 días se contabilizaron hasta 4.549 homicidios. Cifras que dejan a cualquiera helado. Si las comparamos con España, no tienen nada que ver: durante el primer trimestre de 2013, se han producido en España 78 homicidios dolosos y asesinatos consumados, según las estadísticas que recoge el Ministerio del Interior (385 en 2011 y 363 en 2012). 

Volviendo al artículo de René, el investigador considera que los resultados de conductas delictivas son “la impunidad, el soborno, el crimen organizado y el vandalismo, que amenazan la integridad individual y colectiva; es decir la victimización de la población como producto de la violencia, que es en lo cualitativo el resultado de la crisis económica, social, política y cultural del México de principios del siglo XXI”. Es aquí donde entra el papel del criminólogo, pero que sin el apoyo de las autoridades es imposible (me refiero al oscurantismo existente a la hora de facilitar datos o estadísticas a la población y a los profesionales).

Aunque la violencia física de México no sea comparable con la de España (ni cuantitativamente ni cualitativamente), aquí también se han cometido asesinatos atroces y que han conmocionado a la sociedad. El caso de Marta del Castillo (aún sin resolver) o el de las niñas de Alcásser (cuyo principal autor está desaparecido), por recordar solo dos. Sin lugar a dudas, se trata de otro tipo de criminalidad pero que al fin y al cabo tiene un mismo final: vidas humanas arrancadas sin el más mínimo miramiento, en algunos casos sobrepasando la ficción de lo imaginable en una mente.

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4(*) Hace apenas medio año, los hermanos españoles José Luis y Juan Bustamante (44 y 45 años) fueron secuestrados y abandonados en el estado de Michoacán después de una paliza brutal. Ambos se dedicaban también a la venta ambulante (al igual que las dos víctimas encontradas esta semana, según especificaron autoridades mexicanas). 
5(*) La Cifra Negra de la Delincuencia en México. René A. Jiménez Ornela.

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