martes, 30 de julio de 2013

TRAUMA Y DUELO: EL ACCIDENTE FERROVIARIO DE GALICIA (II)



¿Qué es el duelo? Es una reacción adaptativa natural, normal y esperable ante la pérdida de un ser querido. El duelo provoca depresión, ansiedad generalizada, crisis de angustia, abuso de alcohol y/o fármacos, incluso aumenta el riesgo de muerte debido a problemas cardíacos o, en ocasiones, el suicidio.

Las cinco etapas o fases del duelo que se estudia en las Universidades es el modelo Kübler-Ross, de la psiquiatra suiza-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross (1). Este modelo se conoció en 1969 a través de su libro On death and dying, donde describe las etapas como un proceso por el cual la gente lidia con la tragedia (sobre todo cuando se diagnostica una enfermedad terminal o una pérdida catastrófica)

Las fases del duelo son:
1. Fase de Negación (‘Esto no me puede estar pasando, no a mí’). Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdida. Se trata de una defensa temporal para el individuo
2. Fase de enfado e indiferencia (‘¿Por qué a mí? ¡No es justo!’). Euforia, enfado o ira por no poder evitar la pérdida. En la segunda fase, el individuo reconoce que la negación no puede continuar.
3. Fase de Negociación. Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. En esta etapa, el individuo involucra la esperanza.
4. Fase de Dolor Emocional (Extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?’) Se experimenta tristeza y dolor por la pérdida, incluso depresión. El individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
5. Fase de Aceptación (‘No puedo luchar contra la realidad’). Se asume la pérdida, pero jamás se olvida.
Las fases hay que pasarlas una a una y si es posible en el orden expuesto para superar la pérdida de la forma más rápida y correcta, pero no siempre es así. El duelo suele durar entre dos y 12 semanas, dependiendo de la pérdida. Si en seis meses no cesan los síntomas, es necesario tratamiento psicológico ya que el duelo se puede convertir en depresión severa.

Algunas estrategias específicas de uso especial para superar el duelo son: escribir, dibujar, los libros de autoayuda (denominados como biblioterapia), incluso los animales, ya que estos permiten expresar cariño, sentimientos y una socialización obligada.

Lo que la Intervención en crisis nunca debe hacer es ofrecer la probabilidad estadística como forma de alivio, ya que desde el punto de vista psicológico de la víctima si algo le ha ocurrido, puede volver a ocurrirle.
Sin duda, el accidente ferroviario de Galicia causará un alto porcentaje de estrés postraumático completo o alguno/s de sus síntomas en las víctimas (reexperimentación del accidente, insomnio, embotamiento emocional, sensación de desapego de la realidad, irritabilidad o hipervigilancia). Y ¿cómo ayudamos a una persona en duelo? Debemos ofrecerle nuestro interés y comunicación para que la persona pueda compartir lo que quiera. Pero también debemos saber que lo que vayamos a decir a la persona no le va a aliviar instantáneamente el dolor, pero tenemos que estar ahí, a su lado, escucharle y mostrarle cariño. 

A veces las palabras sobran y si no se sabe qué decir, es mejor no decir nada. Los psicólogos dicen que reconforta más un acompañamiento en silencio, un abrazo o una mano en el hombro que una frase hecha. Hay que dejar a la persona que exprese las palabras de su dolor, que las  exprese con el dolor, con el llanto o con el enfado. Hay que sacar siempre las emociones, nunca dejarlas dentro. La recuperación será más temprana.



(1) 1926-2004) Médica psiquiatra suiza, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, en personas moribundas y en los cuidados paliativos. Fue pionera en el campo de investigación de las experiencias cercanas a la muerte.

TRAUMA Y DUELO: EL ACCIDENTE FERROVIARIO DE GALICIA (I)



Una de las optativas que tuve durante la licenciatura de Criminología fue Intervención en crisis y respuestas al trauma de las víctimas y de los profesionales. Estos días ha ocurrido una desgracia en España (concretamente en Galicia: un accidente ferroviario que se ha cobrado, por el momento, la vida de 79 personas y otros 177 heridos (de ellos, aún están en estado crítico 22 personas) (1). Es en estos sucesos donde se aplica la Intervención en crisis, que tiene que ser inmediata y por eso varios equipos de psicólogos se desplazaron hasta el lugar de los hechos (2) (la intervención también es duradera en el tiempo a través de terapias y sesiones, acompañadas de medicación).

Víctimas directas, indirectas y población en general van a tardar mucho tiempo en poder borrar de sus mentes el drama humano ocurrido el pasado 24 de julio, vísperas del patrón de Galicia: Santiago Apóstol. En los siguientes posts, intentaré analizar –como siempre de forma breve- la terminología, las consecuencias psicológicas derivadas de este hecho, así como la respuesta que deben dar los profesionales (entre ellos los criminólogos) a las víctimas.

¿Qué es un trauma? Es una reacción psicológica derivada de un suceso traumático que provoca la pérdida de dignidad, la integridad del Yo o de la seguridad en nosotros. Un trauma aparece tras un acontecimiento negativo, intenso, brusco, inesperado, incontrolable, desconocido e inhabitual; una situación que pone en peligro la integridad física y/o psicológica de una persona; la persona es incapaz de enfrentarse a ese suceso, que le produce intensas emociones de terror e indefensión. Incluso, y según el profesor de la Universidad de Alicante (UA, España), Pascual S. Hilario Meca, “existe una falta de respuesta psicológica adecuada para enfrentarse al suceso”.

Los sucesos traumáticos más habituales no intencionados son accidentes (de tráfico o choque de trenes) o catástrofes naturales (como los incendios). El otro tipo, son los intencionados: terrorismo, torturas o secuestros, entre otros; estos últimos son más difíciles de superar, más duraderos, agravan el trauma y provocan la aparición de sentimientos de ira y venganza.

Decenas de voluntarios (no pertenecientes a las Fuerzas de Seguridad ni a los Servicios Sanitarios), personas anónimas, población que estaban en sus casas o en sus trabajos fueron los primeros en atender a las víctimas del accidente ferroviario. Estas personas, que también son víctimas indirectas, están empezando a sufrir patologías como el estrés agudo debido a la Traumatización vicaria, es decir, el impacto del trauma en la persona que ayuda a la víctima. Para la psicóloga de Emergencias, Miriam González, se trata de “reacciones normales tras presenciar un acontecimiento anormal o catastrófico”. Al igual que las primeras 24 horas en una enfermedad física son esenciales, las primeras 24 horas emocionales son claves para que la víctima pueda afrontar un hecho de una manera u otra. “Nuestro cerebro tiene que asumir lo antes posible la realidad para dar respuestas positivas”. Hay que aceptar la información, por muy dura que sea y salir del estado de negación y aceptar que la vida ha cambiado. La teoría es sencilla, pero la práctica no tanto. ¿Cómo se le explica a una madre que ha perdido a su hijo/hija de 20 años? ¿Cómo se le explica a un hombre que su futura esposa, con la que se va a casar en menos de 48 horas, que ha fallecido en el accidente? ¿Cómo se explica a 79 familias que sus seres queridos han fallecido en un trágico accidente? ¿Cómo?

En estos casos las estrategias de afrontamiento positivas son esenciales en los sucesos traumáticos. A medio-largo plazo: la aceptación del hecho y resignación, compartir el dolor y la pena, la reorganización del sistema familiar y de la vida cotidiana, la recognitivización positiva del suceso, establecer nuevas metas y relaciones, búsqueda de apoyo social o implicarse en grupos de autoayuda. Y a corto plazo, la función de los profesionales es escuchar a las víctimas, darles consuelo, que no se sientan solos ni atrapados en una ‘jaula’ por los recuerdos del pasado. Un abrazo, un beso. Un hombro donde llorar. Es difícil, y más en un accidente de estas características donde las imágenes son permanentes, los recuerdos presentes, así como la sobreinformación (mucha de ella innecesaria) que aportan o difunden los Mass Media.

Las Fuerzas de Seguridad, que suelen tener una preparación específica para afrontar situaciones de riesgo y dramas/tragdias, también pueden sufrir episodios de estrés diferido provocado por la anestesia. Este tipo de estrés, a largo plazo, tiene consecuencias perjudiciales. Algunos casos se han dado en el 11S (los atentados del World Trade Center de Nueva York) o el 11M (los atentados de Atocha, en Madrid). El estrés diferido aparece en porcentajes elevados en los soldados a su regreso a casa después de una guerra. En el accidente ferroviario de galicia, algunos policías han declarado que “lo que allí vieron, nunca se borrará de sus cabezas”.

En la segunda parte del post, hablaremos de las fases del duelo y el método Kübler-Ross (a las 23.00 horas España; 15.00 horas México)



(2) Una joven psicóloga que se encontraba haciendo el Camino de Santiago fue una de las primeras en llegar para dar su apoyo a las víctimas.

martes, 23 de julio de 2013

NOTAS SUICIDAS (II): ¿QUÉ SON?




No solo nuestros gestos hablan, también nuestra escritura. La lingüística forense es la que la analiza nuestras palabras. “Cada individuo codifica y descodifica el lenguaje y se expresa con sus propias marcas lingüísticas”, declaró James Fitzgerald, investigador del FBI. Para el lingüista Don Foster, el análisis científico de un texto “puede revelar datos tan claros como si se tratase de las huellas dactilares o del ADN”.

No se debe confundir la grafología con la caligrafía/lingüística forense. Mientras la primera pretende describir la personalidad de un individuo para determinar sus características generales, incluso para diagnosticar alguna enfermedad mental, la caligrafía forense es una disciplina técnica y científica (multifacética) basada en evidencia, usada (principalmente por la Policía Científica) para determinar la autenticidad de notas de suicidio, crímenes económicos, escrituras de secuestros, etc.

El estudio de la Lingüística Forense revela una naturaleza compleja, al incluir toda una serie de áreas de investigación que están relacionadas con el lenguaje administrativo, jurídico y judicial, por un lado, y con el uso forense de la prueba pericial lingüística en distintos ámbitos, por otro. En este sentido, en la actualidad se considera que las tres grandes áreas de actuación de un lingüista forense son: el lenguaje jurídico y legal (Language of the Law), el lenguaje del procedimiento legal (Language of the Legal Process) y el lenguaje evidencial o probatorio (Language as Evidence).

Gracias a la lingüística forense se resolvió el ‘caso Unabomber’ (el del terrorista FC y que la historia se ha llevado a la gran pantalla) estuvo protagonizado en la vida real por Theodore John Kaczynski, un filósofo, matemático y neoludita (1) estadounidense que ha pasado a la historia de la crónica negra por enviar cartas-bomba, motivado por su análisis de la sociedad moderna tecnológica plasmado en varios de sus escritos, sobre todo en La sociedad industrial y su futuro (firmado bajo el pseudónimo Freedom Club). Tras 18 años sembrando el pánico, Unabomber escribió un manuscrito de más de 100 páginas amenazando con volar un avión si no se publicaba en la prensa. Las autoridades respondieron a su petición, con la esperanza de que el texto les llevara hasta algún sospechoso. En 1996 lo apresaron. Su hermano fue quien contactó con la policía tras leer el manuscrito. En el registro domiciliario, el FBI se centró en la búsqueda de todo tipo de textos y cartas para su comparación con el dossier amenazador y, finalmente, se confirmó: eran obra de la misma persona. Esto fue lo que condenó a Kaczynski. Lo más curioso, Foster llegó a sacar conclusiones tan insólitas como que las revistas favoritas de Kaczynski eran Scientific American y The Saturday Review, que estaba influenciado por los escritos del polaco Joseph Conrad o que se identificaba a sí mismo con un objeto, la madera. (2)

Los mensajes subliminales (thoughprints) son las huellas del pensamiento que aparecen continuamente al comunicarnos. La veracidad de un relato es mayor cuanto más completos son los detalles sensoriales que incorpora y la decepción se traslada al lenguaje en el uso de preludios más largos de lo habitual. Aunque hoy en día los expertos tienen que centrarse también en las nuevas formas de comunicación, como son el correo electrónico o la telefonía móvil (mensajería instantánea). Hace unos meses, la Universidad de Leicester puso en marcha el primer estudio forense centrado en los mensajes SMS para identificar las diferencias en el estilo que pueden emplearse para identificar al autor del texto. También se estudia cómo influye en el estilo de un sujeto los SMS que recibe de su círculo amistoso.

Los especialistas lingüísticos también analizan el entramado del lenguaje usado en interrogatorios y confesiones y cuentan con sofisticadas técnicas para el análisis de la imitación en la firma y la detección de textos redactados con fines criminales, como falsas cartas de suicidio. Incluso son capaces de crear perfiles lingüísticos e identificar a los interlocutores de una conversación a partir de una grabación de voz. ¿Cómo? Con la comparación de los escritos con las bases de datos de textos disponibles en busca de hábitos lingüísticos similares, la identificación del vocabulario, argot, jergas profesionales, regionalismos e incluso la puntuación. La lingüística forense no  menosprecia ningún detalle del formato del documento y el soporte físico en el que se encuentra. Si la comunicación es oral, por ejemplo en una grabación, hay que tener en cuenta además el ritmo, la fonética, las pausas, la entonación o la separación entre palabras y letras.
(3)



(1) Neoludismo es una ideología de carácter radical opuesta al desarrollo de la revolución digital, a la inteligencia artificial y a todo avance científico que se apoye en la informática. Apareció en la última década del siglo XX y tiene sus raíces en el Ludismo (movimiento obrero que adquirió auge en Inglaterra a partir del odio hacia las máquina)

(2) Información extraída del artículo ‘Lingüística forense: la forma de hablar y escribir nos delata’ (www.muyinteresante.com)

(3) Ídem 5

NOTAS SUICIDAS (I): ¿QUÉ SON?



Hace unos días leí una (posible) carta-suicidio de despedida (1). Iba dirigida a la hija del autor. Un amplio despliegue de búsqueda con la participación de agentes de la Guardia Civil, los Bomberos, Salvamento Marítimo y Usar 13 DYA (2) con perros especializados en encontrar a personas llevan desde el 16 de julio buscando al hombre desaparecido (hasta última hora del 22 de julio aún no había sido encontrado). No es la primera vez que veo una nota de suicidio, durante las prácticas de Medicina Legal analizamos varias en la facultad, pero esta me impactó: sencilla, breve pero llena de sentimientos.

¿Qué es una nota suicida? ¿Tienen credibilidad? ¿Para que las utiliza la policía? Una nota-suicida es un mensaje que el autor deja escrito para que sea visto tras su muerte. Son varias las disciplinas las que estudian las notas-suicidas: Psicología-Psiquiatría, Sociología y la Grafología y Lingüística. ¿Cuáles son las razones por las que una persona que decide quitarse la vida decida dejar escrita una nota? Algunas son: para expresar pensamientos y sentimientos, para dar el motivos del suicidio, para aliviar el dolor de quiénes conocen a la víctima, para dar algún mensaje concreto, para culpabilizar a alguien de algo o incluso para dar instrucciones y deseos póstumos. En algunas ocasiones, los que han cometido algún delito escriben la nota confesando sus actos y autoinculpándose de la autoría.

Muchas notas-suicidas han pasado a la historia, como la de Kurt Donald Cobain, cantante de Nirvana que fue encontrado muerto el 8 de abril de 1994 en su casa (en Seattle). La versión oficial concluyó que fue un suicidio, pero existen varias teorías de su muerte. La nota está dirigida a su amigo imaginario de la infancia, ofrece algunas razones de por qué deja Nirvana, sigue con un mensaje a su esposa y a su hija. La vida de uno de los mejores guitarristas de la historia estuvo marcada por las depresiones (una de las causas principales del suicidio, en sí los trastornos del estado de ánimo) y la drogadicción, y durante años ‘acarició’ pensamientos suicidas durante años. Se dijo que su carta de despedida (3) fue “un documento a la desesperación en el que habla de que no quería seguir fingiendo ante sus fans y cobrarles. El antihéroe no quería ser héroe”.

Tuvimos una muerte. Pacto, tengo que seguir. Por favor, que me entierren junto a mi bebé, con mi chamarra de piel, pantalones vaqueros y botas de motociclista. Adiós”, fueron las palabras que dejó escritas (en 1979) el bajista de los Sex Pistols, Simon John Ritchie. Antes de acabar con su vida, estuvo varios meses en prisión tras haber sido acusado de asesinar a su novia; además de tener serios problemas con el alcohol y las drogas.

En la segunda parte del post hablaremos del ‘caso Unabomber’ y la lingüística forense que fue clave para su esclarecimiento. (23.00 horas España-15.00 México)


(1) No voy a reproducir la carta por respeto a la familia, amigos y sobre todo por el hombre desaparecido ya que se trata de un documento privado que iba dirigido a sus seres queridos y que la policía y expertos lo único que hacen es analizar dichas palabras para encontrar el paradero del desaparecido.
(2) Grupo de voluntarios y profesionales entrenados para la localización y rescate de personas en catástrofes naturales.
(3) Enlace a la carta suicida de Kurt Cobain: http://www.webdenirvana.com/originalletter.html

martes, 16 de julio de 2013

CASO BRETÓN (II): SU PERSONALIDAD Y SU MIRADA



Ya lo expuse en el post ¿Hablan nuestros gestos? (publicado el 2 de julio en esta fan page y en el blog de Criminología Criminalística) (1). La respuesta es sí; es más me atrevo a decir que nuestra mirada, nuestros movimientos también habla. No importa la cultura, ni la nacionalidad, ni el país. El lenguaje no es solo verbal; el lenguaje no verbal existe en cualquier persona, proceda de dónde proceda.

A Bretón le molestaba que tosieran sus hijos, que se sorbieran los mocos, que se ensuciasen las manos o que hicieran ruido al comer. Se ha dicho que es un hombre pulcro, maníaco, ordenado y frío. En 1997, fue Bretón el que tomó varios ansiolíticos y apareció inconsciente en su coche junto a tres bombonas de camping gas. Fue una tentativa de homicidio por un desengaño amoroso. Fue militar y estuvo destinado en Bosnia.

Tiene 39 años, es delgado y de baja estatua. Voz casi afeminada. Apunta cualquier nota o idea que le ronda la cabeza, dicen que a modo de recordatorio. Son notas desordenadas y enigmáticas, en otras ocasiones concluyentes como “Soy mala mala persona”. (2) Los que estuvieron en los interrogatorios o en las recosntrucciones de los hechos han destacado su total falta de empatía. Sus hijos llevaban días desaparecidos y él era capaz de bromear sobre prostitutas con los agentes o alardear de sus conquistas. Sabía que era el principal sospechoso de la macabra suerte que podían haber corrido sus hijos y su única obsesión era hablar despectivamente de su esposa, Ruth Ortiz, que acababa de abandonarle. (3) Dos informes policiales, encargados por el juez instructor del caso revelan que goza de un coeficiente de inteligencia superior a la media, además de ser un hombre extremadamente maniático y estricto.

Durante el juicio, Bretón ha mostrado un rostro impasible, la boca inexpresiva, los ojos abiertos y los escasos parpadeos transmitían la imagen de un hombre congelado en un momento. Y durante su veredicto apenas parpadeó un par de veces y no mostró emoción cuando el jurado le consideró culpable del asesinato de sus dos hijos por lo que podría enfrentarse a una pena de 40 años de cárcel. Así lo describía el periodista Javier Dale: Frío, vacío de sentimientos, impertérrito, ajeno a la realidad. Inquietantemente tranquilo. Vagamente humano. Así se mostró José Bretón durante los cerca de 40 minutos que duró la lectura del veredicto del jurado popular que, por unanimidad, le encontró culpable de programar y ejecutar la muerte de sus dos hijos, Ruth y José, de apenas seis y dos años de edad”. (4)

¿Estamos ante un caso de violencia de género? Una decena de menores han sido asesinados en España en los últimos años por sus progenitores como parte de una situación de violencia de género. En un excepcional artículo de Natalia Junquera (5) se habla de algunos rasgos personales de Bretón (escrito junto a Luis Gómez y Manuel J.Albert) (6). Junquera entrevista al forense Miguel Lorente (exdelegado del Gobierno para la violencia de género), que considera que este tipo de personas “no son locos. La locura no conduce al crimen. La locura en términos forenses es no tener capacidad para elegir lo que está bien y lo que está mal. Todos estos actos demuestran voluntad porque implican una planificación previa". (7)

La venganza es un acto racional y planificado, por muy cruel que pueda ser. “Muchos homicidios se producen en el momento en que ella se va y ya no puede controlarla. Un agresor más frío puede decidir utilizar a los hijos para seguir ejerciendo ese control sobre la madre y seguir haciéndole daño aun estando separados. El agresor es narcisista, tiene la autoestima muy alta y algunos piensan que su mujer volverá. El parricida de Gales actuó cuando se dio cuenta de que ella no iba a hacerlo y para él ese momento fue cuando se enteró de que estaba embarazada de su nueva pareja”. (8) Para Lorente, el maltratador más frío utiliza a los hijos “porque sabe que esa es la forma de causar el máximo daño a su mujer. Piensa que el sufrimiento será mucho más duradero para su pareja si mata a sus hijos que si la mata a ella. Y piensa, además, que así la hará sentir culpable, que hará que piense que pudo evitar esas muertes si no le hubiese dejado”. “Bretón es un hombre frío. Más frío que inteligente, narcisista y lleno de odio hacia su mujer”, subraya el forense. (9)

El perfil criminal de los progenitores que acaban con la vida de sus hijos se repite: maltratadores de una frialdad extrema, pero perfectamente cuerdos, que cuando son abandonados planifican el asesinato de sus propios hijos como la forma de causar el daño más intenso y prolongado posible a su expareja. Pero en el caso Bretón hay diferencias: no ha reivindicado su crimen, no ha confesado, para hacerle pensar a su ex que es la culpable y que pudo haberlo evitado si no se hubiera separado de él. “En todos estos casos, los maltratadores suelen confesar porque es la forma de dar a conocer su hombría. El 75% de los hombres que matan a sus mujeres se entrega y el 17% se suicida. Actúan por convicción y asumen las consecuencias desde el principio. Son crímenes morales. Por eso es absurdo pedir la cadena perpetua. Esa no es la solución: eso no les va a frenar”, afirma Lorente. El forense cree que “al principio simuló el rapto como una forma de acercarse a su mujer” y que luego “descubrió que al no decir qué había pasado con sus hijos estaba causando un daño aún mayor y más prolongado a la madre”. (10)

En la cárcel Bretón es esquivo, rehúsa cualquier conversación con el resto de reclusos e intenta mantenerse alejado de ellos. Tiene una televisión y una radio y escucha todos los programas informativos que puede, sobre todo los que hablan de su caso. Dentro de prisión nunca ha citado, dicen, el nombre de sus hijos, solo reitera una y otra vez que él es inocente y que alguien se llevó a los pequeños. En la fase final del juicio, Bretón espetó al jurado y a la sala que le parecía “increíble" que 21 meses después de la desaparición aún no se hayan encontrado a sus hijos. (11)

((foto: instantánea de José Bretón mientras escucha el veredicto de culpabilidad por asesinar a sus hijos. Fotografía publicada en www.teinteresa.es))


(2) Información publicada en el artículo Cerco al monstruo, publicado en el diario El País. Link: http://politica.elpais.com/politica/2012/08/31/actualidad/1346441612_418491.html

(3) Información extraída del artículo Un hombre frío, maniático y estricto, publicado en el diario El País: Link: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/15/andalucia/1371297245_699461.html

(4) Ídem 1
(5) Periodista y coautora del libro ‘Vidas Robadas’
(6) Les recomiendo la lectura del artículo, ya que este post es simplemente un pequeño resumen del caso Bretón, uno de los casos más estudiados y documentados por la Policía y Justicia de España, ya que los movimientos de Bretón el día de la desaparición de los pequeños han sido analizados segundo a segundo a través de sus conexiones telefónicas y cámaras de seguridad.

(7) Información extraída del artículo de Natalia Junquera: Narcisistas, fríos y despechados (publicado en el diario El País)

(8) Ídem 3
(9) Ídem 3
(10) Ídem 3

CASO BRETÓN (I): 40 AÑOS DE CÁRCEL Y SIN SABER DÓNDE ESTÁN LOS PEQUEÑOS RUTH Y JOSÉ



((foto: fotograma de la película 12 Hombres sin Piedad))

El ‘caso Bretón’, como se conoce en España, es uno de los asesinatos más crueles de la historia de la crónica negra de España. Las víctimas, un niño de tan solo 2 años y su hermana de 6 años. El asesino, el padre. Ya hay veredicto popular: la petición de una de 40 años de prisión (petición que hace la Fiscal y la Acusación Particular, mientras que la Defensa de Bretón pide la absolución) por acabar con la vida de los pequeños en una hoguera de fabricación casera. La sentencia no es firme y podría alargarse hasta un año por los recursos que van a interponen, sobre todo, la Defensa (ya lo anunció en las conclusiones finales de la vista oral).

José Bretón ha sido juzgado por un jurado popular (que funciona en España desde la entrada en vigor de la ley del Jurado de 1995, aunque es cierto que en la Constitución Española de 1978 ya se contemplaba en el artículo 125). Los miembros del jurado popular tienen que reunir varias características, entre ellas no tener conocimientos de derecho (un abogado o policía no puede ser jurado popular), ni ser parte interesada en el proceso (por ejemplo un familiar o un amigo de las partes) o tener especial interés en el asunto (como es el caso de los periodistas), además de ser español, mayor de edad, saber leer y escribir y no padecer ninguna incapacidad física o psíquica que impida el desarrollo de la función como jurado.

En España, nada tiene que ver con los juicios norteamericanos, se celebran al año medio millar de juicios con jurado popular (cifras estimatorias del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Los jurados populares están formados por 9 ciudadanos (en el juicio por de Bretón estaba conformado por 7 mujeres y dos hombres), elegidos al azar del censo electoral, más los sustitutos. La selección se hace multiplicando por 50 el número de causas que vaya a conocer el Tribunal, en función de los procesos de años anteriores. Cada miembro recibe 67 euros por día, 18 euros por dietas, además de una compensación económica por costes de desplazamiento.
Casi un mes de juicio oral, más de cien peritos y testigos han pasado por la Audiencia Provincial de Córdoba para decidir si José Bretón era culpable o no culpable. Y durante todo este tiempo, los miembros del jurado han escuchado y analizado cada declaración, cada documento, cada prueba. Todo. Pero nada tienen que ver con los juicios que vemos en las películas, es más la figura del jurado popular en España está más bien rechazada: un 15% de las personas que reciben citación para ser jurado trata de librarse con alguna excusa. ¿Demasiada responsabilidad? ¿Miedo? ¿Represalias?

En la legislación española funciona el sistema puro, es decir, los nueve miembros son inexpertos en cuestiones legales y responden a preguntas sobre las pruebas para elaborar su veredicto de 'culpable o no culpable'. Es el presidente del tribunal, un magistrado, el que finalmente decide la pena. Aunque también existe otra modalidad, el sistema escabinado o mixto, en el que jueces profesionales se mezclan en el jurado popular y deciden todos juntos.

¿Y cuáles son los delitos que puede juzgar un jurado popular? Se trata de delitos que no conllevan mucha complejidad técnica los de asesinato, homicidio, auxilio o inducción al suicidio, infidelidad en la custodia de presos y documentos, allanamiento de morada, cohecho, tráfico de influencias, omisión del deber de socorro, malversación de caudales públicos, fraude y exacciones ilegales, negociaciones prohibidas a funcionarios, amenazas e incendios. Aunque desde mi punto de vista considero que se tratan de delitos cuyas investigaciones pueden ser muy técnicas, sobre todo en los delitos económicos.

Pero Bretón no estará más de 25 años en prisión, incluso menos si se le aplican permisos y beneficios carcelarios. Todavía no se ha notificado la sentencia, se está elaborando y el juez del caso deberá calificar jurídicamente si los hechos son constitutivos de dos delitos de asesinato (prisión hasta veinte años), o de dos homicidios (prisión hasta quince años). Todo dependerá, según lo establece el Derecho Penal español, de que se aprecie o no alevosía, es decir de que Bretón “utilizara, al matar intencionadamente a sus hijos, unos medios, unos modos o unas formas que le aseguraran el resultado de su muerte sin que los pequeños pudieran defenderse”, ha explicado Herminio Padilla, profesor de derecho penal y magistrado en un artículo en ABC. Aunque algunas fuentes han apuntado que podría aplicarse a bretón la cadena perpetua revisable (sería el primer caso que se daría en España).

Pero para el jurado popular está bien claro. El pasado 12 de julio leía su veredicto en el que Bretón era culpable de 19 puntos -de los 21 que componían el objeto del veredicto- y que consideran que han sido probados:
Ejecutar el plan; adquirir tranquilizantes y (posiblemente) administrárselos a los pequeños para adormecerlos; de hacer acopio de leña y de adquirir 270 de combustible para la hoguera; de hacer un experimento con sus sobrinos para comprobar cómo reaccionaban dos niños pequeños si los dejaban solos en un parque; culpable de hacer creer a su familia que el día de la desaparición comería con unos amigos y que por la tarde irían todos al parque; culpable de no dejar que los abuelos paternos de los niños se despidieran de ellos ese día y de suministrar a los pequeños un número indeterminado de pastillas tranquilizantes para facilitar su adormecimiento o su muerte; culpable de preparar una pira funeraria, colocar los cuerpos de sus hijos allí, junto a una mesa metálica, y prender una gran hoguera que avivó rápidamente con cerca de 250 kilogramos de leña y 80 litros de combustible, logrando un efecto similar a un horno crematorio; culpable de permanecer junto a la hoguera durante horas viendo como se quemaban los cuerpos de sus hijos y añadir el combustible con frecuencia para asegurarse de la total calcinación de sus pequeños; culpable de acabar con la vida de Ruth y José haciendo valer su condición de padre, de su mayor fortaleza física y de la confianza de sus hijos en él; culpable de hacer creer a su familia que horas después ya estaba en el parque con los niños.

Una decisión dictada por unanimidad en el que la razón principal del asesinato de los pequeños se debía a la venganza hacia su exmujer. Desde el punto de vista criminológico, ¿qué explicación tiene que un padre sea capaz de acabar con la vida de sus pequeños con un simple objetivo: hacer daño a la mujer con la que ha compartido su vida? En el segundo post del caso Bretón intentaremos responder este interrogante. (hora de publicación 23.00 horas España y 15.00 horas México)


martes, 9 de julio de 2013

¿EDUCAR EN VALORES PARA DISMINUIR LA DELINCUENCIA JUVENIL? (II)



Con las Reglas Beijing (elaboradas por Naciones Unidas en 1985) empezó a formularse lo que fue un principio esencial por la Convención de Derechos del Niño en 1989 y, por tanto, de observancia obligada para todos los Estados firmantes: “la privación de libertad debe ser siempre la última ratio, esto es, debe imponerse cuando se hayan agotado todas las opciones educativas disponibles en el ámbito comunitario y, en su caso, debe imponerse siempre por el menor tiempo posible”.

En España hay varios regímenes de internamiento (1): centros y programas de Medio Abierto (LO 5/2000, regula la Responsabilidad Penal de los Menores). Las medidas judiciales se desarrollan en el entorno social del menor y se utilizan las redes comunitarias para favorecer los vínculos sociales y familiares, así como la participación en las entidades sociales; los centros de internamiento, denominados Centros de Ejecución de Medidas Judiciales (LO 5/2000) en los que se ofrece un contexto educativo favorecedor de la inserción social y familiar del menor, teniendo entre sus fines el desarrollo de la autonomía a todos los niveles y la reinserción social. Las medidas de internamiento pueden ser en régimen cerrado o semiabierto; o Centros de Ejecución de Medidas Judiciales en Régimen Terapéutico, para aquellos casos en que los menores presentan adicción a sustancias tóxicas o disfunciones significativas en su psiquismo, precisando de un contexto estructurado en el que poder realizar una intervención clínica individualizada que aborde de manera sistemática dicha problemática y favorezca el desarrollo psicosocial del menor (internamiento en régimen cerrado o semiabierto).

En el año 2002, el informe del Defensor del Pueblo de España hacía referencia a 59 centros de internamiento (1.380 plazas); en el año 2004, el entonces Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, informaba de 85 centros de internamiento; en 2006, la Dirección General de las Familias y la Infancia cifraba en 97 el número de centros (2.881 plazas) y en el último informe realizado por la Dirección General de Política Social, de las Familias y la Infancia, se señalaba que en 2009 el número de centros era 114 (3.194 plazas) (2) Entonces el interrogante que surge es ¿si la creación de centros de internamiento es la única solución a la delincuencia menor? Creo que la respuesta es más bien negativa y los gobiernos e instituciones responsables deberían centrarse en una Política de prevención y educación juvenil. El juez Calatayud ya lo dice en su post: “hace diez años en Tierras de Oria (Andalucía) había un módulo de salud mental, ahora hay cuatro”.

¿Cuál es el papel de los criminólogos en el ámbito de los Menores? La criminología tiene mucho que aportar, no olvidemos que es una ciencia multidisciplinar que engloba varias materias (Sociología, Psicología y Derecho). De hecho, o por lo menos cuando yo estudiaba, teníamos una asignatura específica ‘Delincuencia y Responsabilidad Moral del Menor’ dónde se estudiaba desde los 0 años hasta la adolescencia; entre otros aspectos, la materia de estudio se centraba en la psicología del desarrollo y las claves del proceso socializador durante la primera, segunda infancia y adolescencia; el conocimiento y la comprensión del mundo y su relación con el desarrollo moral, la conducta prosocial y los actos antisociales en la segunda infancia y adolescencia, entre otros. Sin duda, es necesario abundar en el análisis empírico de estas realidades para poder hacer valoraciones mucho más ajustadas a la realidad y ello proporcionará información relevante sobre las distintas opciones para la intervención con jóvenes y menores infractores.

Si la prevención Secundaria es importante, aún más es la Primaria para detectar los factores de la delincuencia. En mi corto paso por la enseñanza en las aulas (impartí clase durante dos años y traté a cerca de 200 alumnos de edades comprendidas entre 14 y 17 años) pude comprobar como la enseñanza (desde los primeros años de vida) es primordial para el desarrollo de las personas: no vale decir, sin hacer nada más, que con el paso de los años cambiará la actitud y las acciones de un niño cuando ya de pequeño es problemático. Un mínimo porcentaje (según un breve estudio que hice a nivel personal de los alumnos con los que compartí aulas) tenían un alto riesgo de cruzar la fácil barrera de lo legal a lo ilegal. Y no me equivoqué, desgraciadamente.

Nuestros niños son el futuro, nuestro futuro, el de todos; y si desde pequeños no les enseñamos a cuidar la sociedad y a concienciarles de lo que está bien y lo que está mal, ese será el futuro que nos espera. Y aunque las estadísticas (expuestas en el post I) reflejen una pequeña disminución de diligencias preliminares y expedientes, son todavía demasiados los casos que se registran en España. ¿¿¿Es un problema social, psicológico o penal???


(1) Información extraída de la Fundación Diagrama que trabaja en la atención de las necesidades de personas vulnerables o en dificultad social, siempre desde la defensa y promoción de los Derechos Humanos. Web: www.fundaciondiagrama.es

(2) 'El Internamiento de menores’, Esther Fernández Molina. Centro de Investigación en Criminología Universidad Castilla La Mancha (España)