En el post anterior hemos tratado la
violencia de género. En esta segunda parte hablaremos de la violencia doméstica, que es “todo acto de violencia física y psicológica
ejercido tanto por un hombre como por una mujer sobre cualquiera de las
personas enumeradas en el artículo 173.2 del Código Penal (descendientes,
ascendientes, cónyuges, hermanos, etc) a excepción de los casos específicos de
violencia de género”. (1)
Un total de 7.744 víctimas por asuntos de
violencia doméstica se registraron durante 2011, de las que el 63% eran mujeres
y el resto hombres. Al contrario que en la violencia de género, la doméstica
afectó a todos los intervalos de edad casi por igual. Pero cabe destacar que el
mayor número de víctimas se da en menores de 18 años (1.303 casos, de los que
784 son mujeres y 519 hombres). Otra similitud con la violencia de género, es
la nacionalidad ya que la mayoría son españolas) y las comunidades con mayor
asuntos inscritos son Cantabria, Andalucía y Melilla
¿Y quiénes son las víctimas de la violencia
doméstica? Los padres y madres (36,8%) y los hijos (23,2%). Sin lugar a dudas
una violencia intrafamiliar, que no solo con medidas legales se erradica sino
con una Política Criminal basada en aspectos educativa y sociales. Los delitos
más comunes en este tipo de violencia son las lesiones, amenazas, torturas y
contra la integridad moral (idénticos a los de violencia de género).
El estudio del INE concluye diciendo que el objetivo de
la estadística es conocer el número de
víctimas y de personas denunciadas durante 2011, estudiar sus principales
características sociodemográficas (sexo, edad, lugar de nacimiento, tipo de
relación) así como información sobre medidas cautelares dictadas o infracciones
penales imputadas.
Lo que no ha tenido en cuenta el INE (y a su vez el
Ministerio de Justicia) es que el estudio se centra en el año 2011, lo que
supone varios meses de retraso con la actualidad y las soluciones a la
violencia de género y doméstica no pueden tener tanta demora. La violencia no
espera. A estos meses de demora (quizá para ciertas investigaciones estén
dentro de sus intervalos temporales normales) me refiero a la situación
cambiante de la sociedad española debido al momento crítico por el que está
pasando: una grave crisis económica que perjudica a todas las clases sociales,
pero aún más a las personas dependientes y sin recursos. Los expertos son los
que ya han alertado que la crisis económica está haciendo un flaco favor a las
víctimas, y no solo por los recortes en ayudas/asesoramiento que incrementan la
espiral de violencia. La propia presidenta del Observatorio contra la Violencia
Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de España,
Inmaculada Montalbán, declaró recientemente que “La
crisis frena las denuncias y frena también la posibilidad de que las mujeres puedan salir del
círculo de violencia”. Montalbán va más allá: "La violencia económica es un factor muy importante. Las mujeres tienen
miedo por su futuro, sobre todo, las que dependen de su pareja.
Muchas de ellas eligen aguantar ante la incertidumbre que les espera”.
Teniendo todos los datos que España tiene encima de la mesa por parte de
varios organismos e instituciones pertenecientes al Estado, es necesario
extraer los factores de riesgo que afectan a los diversos
colectivos de mujeres para diseñar estrategias de prevención específicas y
adoptar las medidas de políticas sociales (también culturales) necesarias.
Porque, desgraciadamente, los datos no son reales: el maltrato psicológico
(tanto si hablamos de violencia de género como doméstica) no es denunciado por
un alto número de víctimas que viven ‘escondidas’ durante años bajo el temor de
la vergüenza y del que dirán, incluso de sentirse y padecer una doble
victimización.
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